Antecedentes históricos

Las primeras improntas históricas dentro del término municipal de Sineu son similares a las de la comarca del Pla y las constatamos, esencialmente, a través de la arqueología y la toponimia. A pesar de la carencia de excavaciones, las observaciones y hallazgos permiten afirmar una ocupación constatada desde el bronce antiguo (1700-1100 aC).

Del periodo talayótico (1100 aC-123 aC) es posible hablar de una ocupación relativamente intensa. Son de esta etapa las cuevas de entierro excavadas en la roca, como las de Son Creixell, las de Son Pere, la de sa Comuneta del Pou den Banys o la de Son Costa. A ellas hay que añadir los yacimientos de es Serral des Moro de Son Tellet y del Puig de Reig.

De la época islámica todavía se pueden reconocer improntas que han perdurado, como los sistemas relacionados con el uso y la gestión del agua localizados dentro del término, el conjunto de molinos hidráulicos del torrente de Binicalbell, el sistema de riego del huerto de Binitaref o los pozos públicos de Benàsquer, de en Vaquer, del Rei, de en Banys, de en Rabassa, de s'Alou y dels Horts. Todo ello nos da indicios de asentamientos dispersos en alquerías y cobertizos que conocemos gracias a la toponimia del Reparto.

La conquista de la Corona de Aragón, en 1229, y el posterior reparto de la isla iniciaron un proceso de transformación económico, social, político y religioso que, obviamente, afectó las tierras de Sineu. El distrito árabe de Yiynau-Bitra correspondió al Rey, que conservó el dominio alodial, y repartió las ochenta alquerías y cobertizos del distrito entre sus colaboradores.

En relación con la población concentrada, parece también evidente la existencia de un núcleo protourbano de época islámica en Sineu, que se denomina villa en el Libro del Reparto y en la documentación feudal del siglo XIII.

Sineu, vila la primera, té la prima per bandera

El proceso de creación y de consolidación del municipio fue lento; en todo caso, la parroquia de Santa María de Sineu ya aparece en la bula papal de Inocencio IV, de 1248. El término municipal comprendía también los actuales de los municipios de Sant Joan y Lloret de Vistalegre, segregados como municipios en los años 1300 y 1925, respectivamente.

La ubicación de Sineu, situado en el centro de las propiedades reales del Pla de Mallorca, era el lugar más adecuado para ubicar los órganos administrativos y de gobierno de la parte foránea. Se puede afirmar que el impulso de la población de Sineu como capital de las villas de su entorno, se debió a la iniciativa de Jaime II cuando, el 1309, decidió reestructurar unas viejas casas, de un pasado incierto, para convertirlas en un palacio residencia. Así, en el decurso del tiempo, la villa aconteció uno de los principales centros de comercio del Pla, lugar de venta y recaudación de las rentas reales, puesto que en él hicieron residencia los Procuradores Reales cuando recorrieron la isla, y fue residencia y corte del veguer de fora, además de lugar de reunión -alternado con Inca- del Sindicat de Fora.

En la entrada de la Rectoría se conserva este pieza de piedra de Santanyí procedente del antiguo retablo mayor de la iglesia parroquial (s. XVI). En ésta se halla representado el escudo de Sineu, acompañado de la leyenda: Sineu, vila la primera, té la prima per bandera. La leyenda se encuentra rodeada de una serie de decoraciones ornamentales con representaciones florales, geométricas y un querubín con alas enmarcando el escudo.

Durante el siglo XV la comarca no se mantuvo ajena a las confrontaciones sociales que se manifiestaron, sobre todo en el levantamiento foráneo de 1450 y las Germaníes. A escala local se produjeron varios episodios que aportan indicios de la convulsión social, protagonizados por Mateu Sala, Jaume Armadams o Joan Arnau, tanto en las revueltas foráneas como en las Germaníes.

El año 1505 un incendio destruyó completamente el templo parroquial y las obras del nuevo templo empezaron inmediatamente bajo las órdenes del maestro Santmartí. El edificio actual, de tipología gótica y construido inicialmente entre 1507 y 1520, es el resultado de múltiples transformaciones, como por ejemplo la ampliación de capillas y, sobre todo, por las obras de agrandamiento del templo.

Edad moderna

La religiosidad del pueblo se patentiza en la elige del santo protector, el 29 de junio de 1645 el Consejo de la Universidad escogió San Marcos Evangelista siguiendo las disposiciones del papa Urbano VIII, si bien no fue confirmado canónicamente hasta el 27 de octubre de 1944 en motivo de la celebración del tercer centenario de la elección.

Por otra parte, durante el siglo XVII el pueblo se vio también afectado por las circunstancias socioeconómicas de la época, sobre todo por crisis de subsistencias -derivadas de las terribles sequías y de una agricultura angustiada por los impuestos- y por la peste del 1652, que tuvo una fortísima incidencia.

Etapa contemporánea

Durante la Guerra de Sucesión, Sineu contribuyó económicamente a la causa del archiduque Carlos de Austria. El decreto de Nueva Planta de 1715 supuso la sustitución del sistema municipal mallorquín -compuesto por la Juraría y el Consejo- por el castellano del Ayuntamiento, que era integrado por una alcalde y cuatro regidores.

Siguiendo la pauta general de las villas del Pla, la producción se centraba con el cereales. De arbolado destacaban las higueras, moreras y viña. Este hecho permitía la presencia de un sector de manufacturas más o menos significativo. En 1784 había cuatro alambiques y cincuenta telares de lino, una producción textil significativa.

Durante el siglo XIX persistirá la actividad agrícola y los cereales continuarán encabezando la relación de productos por superficie cultivada, será a finales de siglo cuando se iniciará la actividad extractiva basada en las minas de lignito que tendrà su auge en la primera mitad del siglo XX.

Los últimos años del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX se abrieron nuevas perspectivas en la dinámica de la vida social del pueblo, entre las cuales destaca la importancia del asociacionismo laico, los primeros intentos de mecanización del campo, la electrificación y el impulso de la minería y las comunicaciones.